Una de las tareas más cruciales de la auditoría externa es examinar y analizar los estados financieros porque la empresa está poniendo su confianza en el auditor, ya que su análisis será preciso y confiable para garantizar que sus estados financieros cumplan con la normativa vigente y no contengan errores. Es responsabilidad del auditor asegurarse de que los estados financieros hayan sido preparados correctamente y no violen ninguna ley o reglamento aplicable. Dada la amplia gama de elementos que incluye el auditor, analizar los estados financieros no es una tarea sencilla. Cualquier anomalía que pueda estar afectando a la empresa debe ser fácilmente detectable por el auditor.

Durante la auditoría externa se verifican los registros contables y otros documentos de respaldo que dan fe del origen de los datos en los estados financieros. El auditor externo cumple la función de revisar el control interno con el fin de determinar y recabar pruebas de que los procesos se están siguiendo correctamente, lo que se refleja en el manejo de los datos contables.

La opinión alcanzada a través de una auditoría tiene validez legal frente a terceros, proporcionando total confiabilidad y credibilidad a los datos allí recolectados. Esto permite a los usuarios de la información, como un banco, otra empresa o un inversor, decidir cómo proceder (aprobar un préstamo, formar una sociedad, comprar la empresa, etc.). tener fe en que la información contenida en la auditoría externa refleja fielmente el estado de la empresa.

El informe de auditoría también proporciona información útil para la mejora del negocio, permite descubrir y, en consecuencia, corregir errores y debilidades de gestión que no fueron tenidos en cuenta, y limita los problemas legales que podrían surgir por incumplimiento de la normativa.